Se ponen en la batidora 6 tomates rojos pelados, medio pimiento rojo, medio pepino sin piel, dos dientes de ajo (quitándole el centro para que no se repita), dos zanahorias peladas, una cebolla pequeña, aceite de oliva virgen extra, sal y zumo de limón (no tenía vinagre en ese momento). También le eché un restillo de puerro que me quedaba.
He quitado la piel por no tratarse de productos ecológicos.
En un gran cuenco volqué la mezcla y le añadí unos cuantos cubos de hielo. Lo metí en el frigorífico media hora, y lo serví fresquito. ¡Qué tonalidad rojiza más sensual, conseguida por la adición de zanahoria, pimiento rojo y tomate!
Se puede acompañar de pan, preferiblemente integral. Las harinas refinadas son cancerígenas como todo el mundo sabe.
Sobre las proporciones, como siempre, se trata de algo relativo. No creo en las recetas cerradas, sino en que hay que probar, variar... añadir ingredientes cuyo sabor nos guste. Se puede hacer el gazpacho con otros ingredientes... a mi me gusta a veces echarle sandía, otras veces remolachas...
Que queremos convertirlo en un salmorejo... pues le añadimos un bollo bien remojado para darle una textura más consistente. Puede que algún cordobéh me quiera matar por lo que voy a decir, pero para mi la diferencia entre un gazpacho y un salmorejo estriba en la textura. El gazpacho es más líquido, aunque a mi me gusta un término medio. Hay quienes incluso le echan agua. Para mi con la del hielo sobra.
Que queremos convertirlo en un salmorejo... pues le añadimos un bollo bien remojado para darle una textura más consistente. Puede que algún cordobéh me quiera matar por lo que voy a decir, pero para mi la diferencia entre un gazpacho y un salmorejo estriba en la textura. El gazpacho es más líquido, aunque a mi me gusta un término medio. Hay quienes incluso le echan agua. Para mi con la del hielo sobra.
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